domingo, 9 de noviembre de 2014

Padre Julio Meinvielle


Todo tiene su tiempo y su decoro
como decía el sabio en la Escritura,
para este templo con su arboladura,
el monaguillo, el sacristán y el coro.

Para entregar limosna sin desdoro
o enseñar la doctrina más segura
contra Rahner, Teilhard y la juntura
de Lammenais con el becerro de oro.

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Para el pobre, esta cama que valoro,
al difunto, cristiana sepultura,
y en la zozobra de la singladura
la ciencia indocta en Maritain deploro.

Uno y Trino es Aquel, el Dios que adoro,
una siempre la Fe, en la noche oscura,
una la  Patria que en silencio lloro,
rota por el pecado y la usura.

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Es invierno en Versalles, de memoria
responde a Garrigou, lee el Oficio,
devela el gran misterio de la historia
o el campamento scout en el solsticio.
A la tarde predica un Ejercicio,
atiende una visita perentoria.

Después el Padre lo llamó al servicio.

ANTONIO CAPONNETTO

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